martes, 15 de agosto de 2000

Capítulo IX. La fila del autobús




La vi salir por la puerta, avanzando con la mirada triste sin lágrimas, mientras arrastraba su maleta bajo un sol abrasador. Decidida a seguir su destino.



Desorientada en una casa vacía y silenciosa, estuve escribiendo, intentando encontrar en las palabras una explicación. Pronto sonó una llamada dándome la respuesta, una voz entrecortada entre sollozos... algo paso en la fila del autobús que la llevó de nuevo a su destino a mi lado. Y otro viaje empezó, un viaje al país de las maravillas, caminos y caminos... entre llanuras y montañas. Los girasoles nos miraban extrañados de que volviera a brillar el sol, admirando nuestro vuelo, esta vez más cerca de la tierra.
Tierras amarillas y luego rojas, para volver a encontrar aquellos prados verdes donde, unos años atrás, empezamos.


Amaramares
15/08/2000

martes, 8 de agosto de 2000

Capítulo VIII. Un acantilado sin nubes




Al sol y sobre la arena pensé en ella. Una vez más el verano nos separaba, una distancia mantenida con el anhelo de que en pocos días volveríamos a aquellos acantilados que fueron testigo de nuestro amor unos años atrás. Pero no, una vez más la sombra de las dudas mezcladas con sabor a libertad se interpusieron entre nosotras. Ante mi se abrió el abismo del vacío y la impotencia des controlada por la pérdida de otra oportunidad de caldear de nuevo nuestro fuego.

Giré lentamente sobre mí perdiendo la vista en el horizonte, una inmensa playa plana sin acantilados y sin nubes donde posarse. Pájaros, estrellas y el amanecer... quise que un saco de dormir fuera mi cómplice, mezclando el calor de nuestra piel... el calor que ella tanto echaba de menos.


Amaramares
08/082000